Irreversible por Kzenya Knikova
Vivir es una trampa para no soñar.
Fingir domesticados nos hace monos de traje sastre.
Bárbara es fértil y trémula, ya no tiene miedo de su sangre.
Las lenguas de las abuelas son flamas que no dejan de hablar.
Nos gustan los humanos que huelen y saben a humanos:
Las mujeres de tres senos.
Los hombres que tienen serpientes bicéfalas entre las piernas.
Las diosas de un solo ojo y pelo donde el pelo es.
Amamanto al niño perdido hasta que pueda tocar el sol.
En agostó te inventé, maldito destino del hombre.
Nos comemos cuando los diablos cantan.
Nos sueño extremidades para atravesarte el fondo del mar o pararnos de toda cabeza.
Tus piernas me corren hasta el ombligo de Mercurio. Goteamos.
Vine de un paisaje donde las osas nos acarician con sus garras.
Mi camino es inevitable y la única máscara que porto no tiene cuernos.
Me desato nudo a nudo de la espalda para soltarme las alas.
Desnudos nos protegemos, irreversibles.



